El hijo pródigo emigró en busca de oportunidades. Años después, volvió convertido en alguien mejor. Más o menos así reza la historia.
Fernando Torres fue en busca de un futuro mejor. Sus seguidores, los del Atleti, le comprendieron. Incluso le apoyaron.
En plena cultura de usar y tirar, los mitos no duran demasiado. Su lugar fue ocupado por Agüero. Mientras, el Niño, reclama apoyo entre aquellos que él mismo dejó atrás.
No buscaba ser mejor, sino más éxito. Lo ha conseguido: campeón de la Eurocopa y hombre anuncio. Quizá el precio pagado, el olvido, se le antoje ahora demasiado elevado.
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